El color con que atardece, poemas
(14×20, 68 páginas)
La Luna Que, Buenos Aires.
Arte de tapa de todas la ediciones: Mónica Caputo.
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La presentación de la primera edición de este poemario se realizó en el Centro Cultural General San Martín el jueves 5 de septiembre de 2002.
También se presentó en la Biblioteca «Mariano Moreno» de la Universidad de Morón el viernes 15 de noviembre del mismo año.
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Segunda y tercera ediciones, 2003 y 2015.
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NOTA
Este libro fue destacado como «Mejor libro del mes» por la Revista Daphne, dirigida por el escritor Gustavo Soler (2002).
La versión epico-teatral de este poemario obtuvo el Segundo Premio de Teatro «Ariel Bufano», otorgado por la Universidad de Morón (2001).
Obtuvo el Premio Honorífico Único otorgado por la Dirección de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, bienio 2002-2003, en 2008.
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COMENTARIOS EN CONTRATAPA
Toda la poesía de Ricardo Rubio nos ha venido preparando para este encuentro con la sabiduría milenaria. No nos asombra que preceda al libro un texto preliminar con un epígrafe del Panchatantra. Ahora ve al hombre como el guerrero sagrado que cumple su destino de vértigo, lucha y amor. Reflexiona una vez más sobre las limitaciones de la raza, en la legitimación del saber poético, donde se encuentran sus íntimos personajes: el niño guerrero y el escriba nocturno. Estamos en la instancia que Martín Heidegger ha llamado Die Kehre, el retorno del hombre a su origen, y la vuelta del Ser al hombre. Me hace feliz dar la bienvenida a este libro de Ricardo Rubio y compartir la aventura metafísica de su poesía.
Graciela Maturo
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Son estos versos de Rubio un diálogo con el destino, una canción a lo que la vida tiene de desolado, y hago suyo el acento de la musicalidad que casi no se encuentra en la poesía de hoy. El color con que atardece es uno de los pocos libros que reúnen la melancolía y la exhortación, la reflexión y la honda musa, y tanto puede ser cantado como estudiado.
El arte que brota de la realidad de este poeta y hermano es un vasto camino de palabras ajustadas al tiempo que le toca; héroe y escriba, joven y anciano, son sólo circunstancias de un momento y un lugar que amplían la metáfora.
Elvio Romero
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Ricardo Rubio recrea los mitos, trata de ordenar el futuro como ese Tiresias de T. S. Eliot en «El sermón de fuego» de La Tierra baldía (III, vv. 218-220), o como ese Hanrahan de The Power (1928), de William B. Yeats, quien ebrio o sobrio irá por el alba para limpiar las lacras o las cenizas que alimentan a los humanos. La poética sonora y precisa de Ricardo Rubio busca, en la dimensión de estos seres míticos que son el Guerrero y el Escriba, la elevación del hombre y la expurgación del cosmos, sabe que el mundo es un ser perecedero que morirá para rehacerse una y mil veces, como ya lo había intuido Zenón de Citio en el siglo IV a. de J. C.
Juan-Jacobo Bajarlía
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